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miércoles, 17 de agosto de 2016

Infancia soviet en el centro de Chisinau


Para todos aquellos que crecimos en los años 90 y nos dejábamos la propina en las salas de máquinas entre el tetris, el streetfighter y el futbolín, es un auténtico regalo pasar una tarde en el Luna Park de Chisinau. El parque de atracciones nos recibe con su noria, idéntica a la que luce descolorida y llena de radiación en Pripyat y desde la que por menos de un euro se puede divisar toda la ciudad y volver a realizar de nuevo un viaje al pasado. Sin embargo, la sala de máquinas recreativas es la verdadera joya del recinto, un auténtico museo de época soviética que en nada tiene que envidiar al museo de la misma temática de Moscú.

Nada de lo que teníamos al entrar en aquella sala nos servía, nos hubiera hecho falta un pantalón de pana y una gorra estilo Lenin, con  tirantes y una chaqueta a juego...las monedas las tuvimos que cambiar también por kopecs para poder jugar. Futbolines, juegos de coche en holograma, arcaicos juegos de formas antecesores del tetris, maquinas de disparo al blanco con escopeta...hasta llegar al mítico Morskoi Boi, el simulador de batalla con un periscopio de un submarino de guerra, mitad mecánico mitad arcade y que supuestamente estaba en los submarinos del ejército soviético, como forma de entretenimiento en sus largas travesias.